De las decenas de vecinos que presenciaron el ataque a la joven, ocurrido en 1964, solo reaccionó una, pero ya era demasiado tarde. Uno de los vecinos pensó que se trataba de una riña familiar y gritó desde la ventana que dejara a la chica en paz. El asesino se asustó y huyó. Kitty, malherida, luchó por llegar hasta su apartamento.
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