“Las autoridades tienen la responsabilidad de asegurarse que sus acciones no contribuyen de ninguna manera a actitudes públicas o estereotipos negativos que incitan a la violencia. Este tipo de mensajes no solo estigmatizan y deshumanizan a las minorías, los migrantes, los refugiados, las mujeres, y la comunidad LGBT, pero también deja a las personas y a las comunidades vulnerables a los ataques. Esto aplica para cualquier autoridad en cualquier lugar”, dijo el portavoz Rupert Colville, de la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos Michelle Bachelet.
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