Las
encuestas realizadas por el telescopio espacial Kepler de la NASA y otros
observatorios han demostrado que los planetas rocosos son comunes alrededor de
estas diminutas estrellas. Algunos de estos mundos rocosos están orbitando
dentro de las zonas habitables de varias enanas rojas cercanas. Los
climas templados en tales mundos podrían permitir que los océanos existan en su
superficie, posiblemente nutriendo la vida.
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