Velocidad, acción y tintes dramáticos... Fue un partido inaugural con la emoción que todo aficionado desea. El excepcional ambiente que arrancó en la ceremonia de apertura y se prolongó con el impactante canto de himno brasileño, a capella, desde la grada, se frenó en seco cuando Marcelo desvió a su propia portería un centro de Ivica Olic que, de primeras, parecía inofensivo (0-1, 11’).